jueves, 31 de agosto de 2017

El viaje en los barcos negreros.

La travesía de los barcos negreros


Los traficantes esperaban en las factorías o en los barcos. Una vez examinados por el cirujano de a bordo, marcados con hierro al rojo (como al ganado) y encadenados de cuello, pies y manos, los negros eran hacinados en el navío que partía para América. Los traficantes utilizaban las más de las veces navíos de carga acondicionados para la trata. Los mejor equipados eran los portugueses, pues sus carabelas podían transportar hasta 500 esclavos. Encadenados, durante el trayecto, los negros iban tumbados bajo la cubierta del barco, en un espacio cuya altura nunca excedía de 1,50 m. Las condiciones higiénicas eran espantosas, y las epidemias fueron muy numerosas. La alimentación, siempre insuficiente, se componía sobre todo de porotos, arroz y mandioca. Como consecuencia de todo esto, no resultaba raro que entre un cuarto y un tercio de los esclavos embarcados en África murieran antes de llegar a América.

La duración del viaje, cuando el tiempo era favorable, podía durar dos meses. Una vez llegados a puerto, los esclavos que habían sobrevivido a la travesía eran reunidos en un campamento, donde reposaban, se limpiaban y sanaban antes de la venta de remate. De tal manera, eran objeto del mismo tipo de comercio que cualquier especie de animales.

Es dificil dar cifras exactas acerca de cuántas personas fueron forzadas a salir de África entre los siglos XV y XIX, pero aproximadamente, los historiadores calculan que entre 12 y 15 millones de africanos fueron vendidos en América durante ese período. Sin embargo, si tenemos en cuenta que por cada esclavo que llegaba vivo, habían muerto por el camino entre  tres y cuatro más, la cifra asciende a un total de sesenta millones.

Interior de un barco negrero
Plano de otro barco negrero

Reconstrucción actual de las condiciones de viaje

Reconstrucción actual de las condiciones de viaje

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